23 de octubre

Salud

Prevención

Octubre Rosa: una estrategia que le pone nombre a las mujeres y mejora los diagnósticos

En 2024 el municipio puso en marcha una búsqueda activa de mujeres de entre 40 y 65 años sin estudios realizados en los últimos cinco años.

Ya no son 'decenas de mujeres' a las que hay que ir a buscar. No son 'posibles casos' de cáncer de mama, la patología con mayor incidencia por tumores en mujeres en la provincia. Ahora son María, Estela y Romina, nombres propios, que en muchos casos no se realizaron las pruebas de screening indicadas para cáncer de mama en el último tiempo. Incluso, algunas de ellas, en los últimos cinco años.

La búsqueda activa que la Municipalidad de Rosario, a través de la Secretaría de Salud Pública, puso en marcha en 2024 sobre la población de mujeres de entre 40 y 65 años no sólo representó “un salto cualitativo” para el trabajo sobre la prevención y diagnóstico temprano en la población de riesgo, señala la directora del Departamento de Oncología, Oncohematología y Cuidados Paliativos, Gabriela Quintanilla, sino que además muestra resultados como “la mejora en la frecuencia de diagnóstico en los estados más temprano de la enfermedad”.

La funcionaria puso en valor “la construcción de la información sanitaria” que se llevó adelante a través del cruce de datos con las más de 74 mil mujeres de entre 25 y 69 años adscriptas a los centros de salud de la red de salud municipal, que, remarca, “permiten planificar con lo inmediato, pero también a mediano y largo plazo. Es decir, tenemos un problema al que le ponemos nombre y apellido, y marcamos un camino”.

Por su parte, Sabrina Mirada, directora de Centros de Salud, detalla que la nominalización, más allá de poner a disposición de los equipos médicos información que permite pensar en diferentes estrategias, “da cuenta de que reconocemos a cada una de las mujeres que concurren a los centros de salud, que son las que se ocupan de los cuidados y de la salud familiar, de llevar a sus hijos a los controles, pero a las que muchas veces les cuesta hacerse el espacio para ellas mismas”.

En el municipio, el 40 por ciento de las y los pacientes asistidos a través del Servicio de Oncología y Cuidados Paliativos son mujeres con patología mamaria en distintas instancias de tratamiento. Una enfermedad que, si bien puede prevenirse y tomada a tiempo es curable, todavía está entre las primeras 5 causas de muerte por tumores en Rosario.

“Rosario tiene todos los recursos técnicos y humanos para asumir los problemas sanitarios de oncología en este momento de nuestra población -afirma Quintanilla-. No nos faltan recursos y tenemos acceso a casi todos los tipos de tratamientos que se requieren, incluso pese a que el gobierno de la Nación se corrió absolutamente de los tratamientos de alto costo para los pacientes”.

La pregunta

“¿Llegamos a todas las mujeres que tienen indicada una prueba de screening para cáncer de mama?” fue la pregunta que disparó la estrategia de nominalización que se llevó adelante desde la Secretaría de Salud y que, en un primer paso, puso el foco en las mujeres de entre 45 y 60 años que no se habían realizado controles en los últimos cinco años.

“Falta de información adecuada”, dice Mirada, pero también el contexto social y las condiciones económicas se cuentan entre los principales obstáculos que hacen que las mujeres no lleguen a los controles.

La acción, iniciada en el marco de Octubre Rosa en 2024, permitió detectar que había 16.660 mujeres en esa situación dentro de la red municipal y con referencia en alguno de los 50 centros de salud de la red de atención primaria (APS).

Con ese dato, entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025 se llevaron adelante 11.540 mamografías. La estrategia posibilitó para octubre de este año que la mitad de la población objetivo tenga sus estudios realizados, lo que representó un incremento de 18 puntos porcentuales en 12 meses, y habilitó la detección de 50 nuevos casos que requieren tratamiento y seguimiento específico.

“El trabajo se hizo sobre la población de mujeres adscriptas a los centros de salud y consideradas en la franja etaria de riesgo, pero siempre con una mirada de salud integral que pone la mirada en el cáncer de mama, pero también en el cáncer de útero, en la nutrición, en los embarazos y en los factores de riesgo, que son muchos”, dice Quintanilla.

“Le podemos decir a la gente que muchas veces se siente ignorada y masificada que sabemos su nombre y apellido -continúa-, que sabemos dónde vive, que no se hizo el estudio en los últimos años y que nos permite dar cuenta de quiénes son las mujeres que se enferman”.

En ese punto, la directora remarca una tendencia que se viene dando en la última década y que tiene que ver con que el 50 por ciento de la población que se enferma son mujeres de entre 25 y 50 años.

“En los países más industrializados se produce esta tendencia de aparición de la enfermedad en edades más tempranas, un proceso que tiene que ver entre otras cosas con el consumo de ultraprocesados y la contaminación ambiental”, explica, aunque agrega que “al mismo tiempo en esos países la mortalidad desciende porque son geografías con mayores ingresos per cápita y mayor acceso a los tratamientos”.

En el caso de Rosario, dice la profesional, contar con datos propios “permite a hacer modificaciones en las estrategias sobre la población en seguimiento y trabajar con atención primaria para construir patrones propios para trabajar en el diagnóstico oportuno”.

Medicina de precisión

Dalila Vidallé está a cargo de la Unidad de Mastología de la Secretaría de Salud Pública municipal, una de las dos unidades en su tipo que existen en la provincia en la órbita de la salud pública. 

La especialista y directora del área afirma que la nominalización permite “hacer medicina de precisión basada en las condiciones de cada paciente, no solo en su salud integral, sino también en sus condiciones socioeconómicas y sus grupos familiares, ya que muchas veces atendemos a la madre, la hermana y la hija teniendo en cuenta la familiaridad genética”.

Si bien la unidad viene desarrollándose desde hace tres años, fue sobre finales de 2024 que obtuvo la acreditación de la Sociedad Argentina de Mastología, lo que le permite pasar a integrar la red de unidades de mastología de todo el país.

El equipo interdisciplinario, integrado por mastólogos, pero también por radióloga/os, especialistas en diagnóstico por imágenes y anatomopatóloga/os, psicóloga/os y trabajadora/es sociales, se reúne semanalmente para evaluar la singularidad de cada situación a abordar. Sólo los dos mastólogos del equipo atienden cada año unas 250 pacientes diagnosticadas.

El proceso de detección, en la mayoría de los casos, se inicia en la red de atención primaria, ya sea a partir de una sospecha clínica o a partir del screening que incluye la mamografía. “A partir de ese momento es donde los captamos los mastólogos”, señala y apunta que son “las menos” las situaciones donde las pacientes llegan directamente a efectores de tercer nivel con sintomatología metastásica.

Agilizar los turnos y trabajar en protocolos de procedimiento para que en casos de sospecha sean las y los ginecólogos de primer nivel los que atienden a las pacientes, de modo de descomprimir los turnos en patología mamaria y abordar los casos más comprometidos, son otras dos de las estrategias adicionales.

Así, la unidad se propone “reducir la incidencia con medidas de prevención y avanzar en el diagnóstico temprano”, pero además apunta a “educar, educar y educar”, afirma Vidallé, y detalla que el 40 por ciento de los tumores se previenen con cambios de hábitos.

“Educar, educar y educar”, repite la mastóloga y suma más datos: el 42 por ciento de la población con cáncer de mama fuma y el 70 por ciento padece obesidad, entre otras características como el sedentarismo y el poco consumo de frutas y verduras. “Sabemos que es una población vulnerable, pero hay que insistir”, concluyó.